El extraño cráter que no deja de arder nunca

Su nombre original es El pozo de Darvaza y se encuentra en Turkmenistán, pero todos lo conocen como “La puerta al Infierno”.

Como si se tratara de una mala broma o pésima metáfora que envuelve a la cultura oriental, esta extraña maravilla se encuentra ubicada en Asia central, muy cerca de Uzbekistán y Afganistán. Se trata de un hoyo incandescente que no deja de arder desde hace 46 años.

Todo empezó en 1971, cuando un grupo de geólogos soviéticos creyeron encontrar un yacimiento de gas natural durante una prospección en la zona. Pero mientras trabajan y como si se tratara de la boca de una enorme bestia, el suelo se abrió y se trago la maquinaria y el campamento.

Ante el suceso, los científicos notaron que en realidad habían encontrado un cueva subterránea repleta de gas natural, por lo que decidieron prenderle fuego, creyendo que se apagaría en unos días… pero no podían estar más equivocados. Desde aquella fecha ese hoyo está ardiendo día y noche, como si se tratara de la puerta al Hades.
El cráter se encuentra muy cerca de la pequeña aldea de Darvaza, la cual se ubica sobre un desierto que representa aproximadamente el 70% del total del territorio nacional de Turkmenistán, ese pequeño país que cuenta con grandes cantidades de petróleo y gas natural.

El pozo tiene 69 metros de diámetro y 20 metros de profundidad. Sin embargo, a pesar de varios intentos por apagarlo, el cráter sigue ardiendo como lo hizo desde el primer día.

George Kourounis, un explorador canadiense, logró bajar en 2013 a “la puerta del Infierno”, convirtiéndose en la primera persona en hacerlo. Kourounis tuvo ayuda de un equipo especial que incluía arneses, un equipo de respiración y un traje resistente al calor, pues las temperaturas del pozo se acercan los 1000 grados Celsius. Gracias a una serie de muestras que obtuvo el explorador, la ciencia logró identificar una bacteria rica en metano.

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